martes, 28 de octubre de 2008

y yo en las nubes...

mientras suena Cabrera
mientras a mi costado se hace el recuento
mientras el camión del pan bimbo reparte ternura ¡!
mientras la tele da los obituarios
mientras que no quiero ver lo que miro
mientras el tiempo nos condena
mientras que el camino mancha mis talones
mientras que me falta lo que intuyo tener

mientras.(De mientra).

1. adv. t. En tanto, entre tanto. Juan estudia; tú, mientras, te diviertes.

2. conj. t. Durante el tiempo en que. Mientras tú te diviertes, Juan estudia.

www.rae.es

¡Juan, estoy contigo!

viernes, 17 de octubre de 2008

¿la vida es así?

9:49 de la mañana.
Ómnibus 149
Montevideo

Un chiquito con su túnica y su moña sube al ómnibus. Según mis cálculos, que nunca son buenos en estas coyunturas, estimo que debe andar por los 10 años. Mochila a la espalda, o más bien al cuerpo porque el bártulo abulta más que él.
Nuestro recinto está casi vació, apenas somos cinco pasajeros.
El pequeño sube los desniveles de los últimos asientos para lanzarse en una peligrosa maniobra hacia la parte superior de la puerta trasera para apretar el botón que le dará el derecho a que le abran la puerta en la siguiente parada. En un primer momento tengo el impulso de levantarme y ayudarle a pulsar el dichoso botón, hecho para alturas poco solidarias. Lo pienso y me contengo. Sé que él va a poder. Tras su intrepidez, suena el feo pitido que anuncia su victoria. Ahora sólo le resta esperar a que lleguemos a la parada y el conductor le abra. Nos aproximamos, el chófer mira por el espejo, no le ve, sigue de largo.
Me pongo nerviosa. Alzo la voz para avisar al guardián de la puerta de que un pasajero quedó arriba cuando debería estar abajo. Me responde que ya no puede parar, hay que esperar a la próxima parada. El pequeño viajero pone cara de resignación y emprende el camino hacia la parte delantera del ómnibus. Quizá si se pone al lado del conductor, éste sea comprensivo y le deje, pese a su insolente infancia, bajar en la parada que eligió.

Qué difícil es llegar a la escuela.

viernes, 10 de octubre de 2008

como todos los años...

el domingo cumpliré años, despertaré con la sensación de día especial, empezaré a contar uno por uno los años hasta llegar al número par que me toca estrenar. Esperaré ansiosa la llamada, esa que desde hace, con ésta tres primaveras, me hace llorar. Mi padre y mi madre deseándome feliz día. Pensaré en mi hermano. Pensaré en mis pacas. Pensaré en la Bruja y la Pecosa, en Llum. Pensaré en las gentes de allá que me habitan acá. Me acordaré de la ristra de cumpleaños que me estoy perdiendo, y es que en aquel enero de 1982 se conjugaron los planetas, se plantó el dios de la fertilidad y dio por resultado en el siguiente orden estos octubreros u octubrenses: una Arantxuli, un Pepe, una Luisa, una Llum, una yo, una Ana, una Eva, un Dani y quién sabe cuántas hermosas cosas más.
Y después de tanto melodramatismo me acordaré de que a mí me encanta el día de mi cumpleaños y empezarán los festejos y me sentiré una chica tirando a mujer con suerte, rodeada de gente que me quiere a pesar de lo lejos que está mi otra casa.

a los que no logren comunicarse conmigo, gracias por intentarlo, voy a empezar mis 26en un lugar que no entiende mucho de coberturas.

viernes, 3 de octubre de 2008

rectifico a lo anterior

llegué a casa y estaba esperándome de brazos cruzados y con el peso de su cuerpo sobre una pierna, mientras que con el pie de la otra daba toquecitos en el suelo. Me miró de arriba a abajo, levantó una de sus peludas cejas y me dijo "¿¿con que el monstruo amigo mío??" Yo le respondí "¿no te gustó lo que escribí para tí?" a lo que me respondió "sí, me encantó, si no fuera porque SOY UNA MONSTRUA".

Para que perdonara mi imperdonable despiste, le hice la cena, le peiné la espalda, saqué brillo a sus colmillos y le leí un cuento... Estaba ya medio dispuesta a perdonarme, cuando me iluminé. No podía fallar. Bajé al super de la esquina, compré barquillos y helado de fresa. Le preparé el postre que asusta al miedo y me acordé de ponerle chocolate por arriba.

Si hubiera escuchado a VeroBrúne no me habría pasado esto...
Por tanto rectifico:

LA MONSTRUA AMIGA MÍA

Me sube la persiana por las mañanas para que me de el sol en la cara.
Le da a la pausa cuando no le gusta la canción que escucho.
Si me despisto un segundo al escribir, lo borra todo.
Se mete en mis sueños para soñar lo que ella quiere.
Come mi avena por las noches.
Me esconde los calcentines preferidos.
Me llena de aires de otros lugares que me recuerdan a quién extrañar.

... yo quiero mucho a la monstrua amiga mía porque ella, como yo, cuando tiene miedo come helado de fresa con cucurucho.

miércoles, 1 de octubre de 2008

el monstruo amigo mío

Me sube la persiana por las mañanas para que me de el sol en la cara.
Le da a la pausa cuando no le gusta la canción que escucho.
Si me despisto un segundo al escribir, lo borra todo.
Se mete en mis sueños para soñar lo que él quiere.
Come mi avena por las noches.
Me esconde los calcentines preferidos.
Me llena de aires de otros lugares que me recuerdan a quién extrañar.

... yo quiero mucho al monstruo amigo mío porque él, como yo, cuando tiene miedo come helado de fresa con cucurucho.