Ya me di cuenta. Mi verbo preferido es volver. No ir, no. Volver. Porque es un lazo. Una piolita que tira de tí hasta que vuelves. Y cuando te vas vuelves a volver.
Y en las vueltas de la vida, algunas cosas siguen oliendo igual. Y otras saben como siempre supieron. Y el abrazo es más abrazo. Y hasta las cosas son más cosas.
Y todo pareció dormido en una profunda siesta invernal. En esa siesta en la que yo me fuí a volver.
Y me voy a pasar la vida volviendo. Ya lo sé.