martes, 30 de junio de 2009

el mundo es redondo

la vida siempre da otra oportunidad ¿no?

extraño las conversaciones que iban a ser.

Pero no temas(me digo)... serán, porque el mundo es redondo

y mientras, pasajeros, continúen viajando.


Y antes y después, gracias.

viernes, 26 de junio de 2009

música

Se apagan las luces, los músicos toman sus instrumentos, la luz azul lo invade todo. Sale el maestro de ceremonias. Se coloca su guitarra. Mira a la derecha, mira a la izquierda. Con un leve asentimiento de su cabeza todo comienza a sonar. El cello suena contundente, melancólico, como si fuera aquel instrumento de siglos que encierra todo el saber. La guitarra eléctrica sutil, acompaña a la acústica que marca el camino a seguir. La batería pone un suelo firme y la percusión inventa sonidos salidos del contacto de manos y cosas. Y entonces su voz, como un beso. Me rodea, me hace desaparecer. Me eleva junto a él. Y por un rato todo pesa poco. Y si caen lágrimas son de linda emoción. Y todavía sé sentir. Toco mi cara con mis manos para saber que aún estoy. Quedo quieta. Mirando. Ni tan siquiera me muevo para aplaudir. Y cuando todo termina me voy a casa y descubro que aún estoy viva.

que el afuera ayude a curar el adentro

lunes, 22 de junio de 2009

así

un texto

Punto final
Cristina Peri Rossi


Cuando nos conocimos, ella me dijo: “Te doy el punto final. Es un punto muy valioso, no lo pierdas. Consérvalo, para usarlo en el momento oportuno. Es lo mejor que puedo darte y lo hago porque me mereces confianza. Espero que no me defraudes.” Durante mucho tiempo, tuve el punto final en el bolsillo. Mezclado con las monedas, las briznas de tabaco y los fósforos, se ensuciaba un poco; además, éramos tan felices que pensé que nunca habría de usarlo. Entonces compré un estuche seguro y allí lo guardé. Los días transcurrían venturosos, al abrigo de la desilusión y del tedio. Por la mañana nos despertábamos alegres, dichosos de estar juntos; cada jornada se abría como un vasto mundo desconocido, lleno de sorpresas a descubrir. Las cosas familiares dejaron de serlo, recobraron la perdida frescura, y otras, como los parques y los lagos, se volvieron acogedoras, maternales. Recorríamos las calles observando cosas que los demás no veían y los aromas, los colores, las luces, el tiempo y el espacio eran más intensos. Nuestra percepción se había agudizado, como bajo los efectos de una poderosa droga. Pero no estábamos ebrios, sino sutiles y serenos, dotados de una rara capacidad para armonizar con el mundo. Teníamos con nuestros sentidos una singular melodía que respetaba el orden del exterior, sin sujetarse a él.

Con la felicidad, olvidé el estuche, o lo perdí, inadvertidamente. No puedo saberlo. Ahora que la dicha terminó, no encuentro el punto final por ningún lado. Esto crea conflictos y rencores suplementarios. “¿ Dónde lo guardaste? – me pregunta ella, indignada -. ¿ Qué esperas para usarlo? No demores más, de lo contrario, todo lo anterior perderá belleza y sentido.” Busco en los armarios, en los abrigos, en los cajones, en el forro de los sillones, debajo de la mesa y de la cama. Pero el punto no está; tampoco el estuche. Mi búsqueda se ha vuelto tensa, obsesiva. Es posible que lo haya extraviado en alguno de nuestros momentos felices. No está en la sala, ni en el dormitorio, ni en la chimenea. ¿ El gato se lo habrá comido?.

Su ausencia aumenta nuestra desdicha de manera dolorosa. En tanto el punto no aparezca, estamos encadenados el uno al otro, y esos eslabones están hechos de rencor, apatía vergüenza y odio. Debemos conformarnos con seguir así, desechando la posibilidad de una nueva vida. Nuestras noches son penosas, compartiendo la misma habitación, donde el resquemor tiene la estatura de una pared y asfixia, como un vapor malsano. Tiñe los muebles, los armarios, los libros dispersos por el suelo. Discutimos por cualquier cosa, aunque los dos sabemos que, en el fondo, se trata de la desaparición del punto, del cual ella me responsabiliza. Creo que a veces sospecha que en realidad lo tengo, escondido, para vengarme de ella. “ No debí confiar en ti – se reprocha -. Debí imaginar que me traicionarías.”

Era un estuche de plata, largo, de los que antiguamente se usaban para guardar rapé. Lo compré en un mercado de artículos viejos. Me pareció el lugar más adecuado para guardarlo. El punto estaba allí, redondo, minúsculo, bien acomodado. Pero pasaron tantos años. Es posible que se extraviara durante una mudanza, o quizás alguien lo robó, pensando que era valioso.

Luego de buscarlo en vano casi todo el día, me voy de casa, para no encontrar su mirada de reproche, su voz de odio. Toda nuestra felicidad anterior ha desaparecido, y sería inútil pensar que volverá. Pero tampoco podemos separarnos. Ese punto huidizo nos liga, nos ata, nos llena de rencor y de fastidio, va devorando uno a uno los días anteriores, los que fueron hermosos.

Sólo espero que en algún momento aparezca, por azar, extraviado en un bolsillo, confundido con los otros objetos. Entonces será un gordo, enlutado, sucio y polvoriento punto final, a destiempo, como el que colocan los escritores noveles.

Cristina Peri Rossi

sábado, 20 de junio de 2009

mensajes

Comparación

Como en la playa virgen
dobla el viento
el leve junco verde
que dibuja
un delicado círculo en la arena
así en mí
tu recuerdo.

Idea Vilariño

miércoles, 17 de junio de 2009

por si

por si me lees.

sin querer caí en una frase, "la belleza reside en los ojos que la miran"...
me acordé y pensé, es cierto, sigue estando en el mismo lugar.
Para ti.

me contaron ayer

que los antiguos dioses griegos estaban en la Acrópolis un poco aburridos y decidieron inventar al hombre y la mujer para divertirse un rato.
No conformes con su ingenio decidieron perfeccionar el objeto de mofa y entonces inventaron el amor.
Seguía faltándoles algo... y fue ahí, cuando inventaron la risa.



ya lo dijeron otros, sólo somos una "piada de Deus"

martes, 16 de junio de 2009

dicen por ahí que...

el tiempo se va, se va y no vuelve
y tu corazón va a sanar
va a sanar
va a sanar

y aunque parezca mentira
tu corazón va sanar
va a sanar
va a sanar
y va a volver a quebrarse


{...} Jorge Drexler


Sencillo pero contundente.

lunes, 15 de junio de 2009

para pensar...

una nunca sabe cuándo es la última vez que haces el amor con alguien.

miércoles, 10 de junio de 2009

dos minutos y medio

parecen poco tiempo pero depende para qué sean utilizados pueden ser excesivos.
Yo últimamente los uso cuando me despierto. Abro los ojos y se me vienen encima todas las cosas que me están doliendo en este invierno perpetrado por lucifer para mí. Se me vienen como si estuvieran colgadas del techo, contendidas por una red y alguien tirara del hilito que sostiene la red en el mismo momento en que yo abro los ojos. Y entonces, tras sacar las manos de debajo del abrigo y despejar mi cara de las cosas caídas, comienzo a usar mis dos minutos y medio y hago la siguiente lista:

café con leche calentito
sol (en los casos que lo hubiera)
4 de julio aeropuerto, buscar, abrazar
niños, cerro, proyecto
proyectos que ensanchan el alma
los libros que me quedan
las pelis que me recomendaron
el partido de por la noche
cada mensaje que llega dándome ánimo
los botones que me encuentro por la vida
los te quieros que me llueven
que dicen que la vida siempre puede más
rebelarme contra esta tristeza
la dignidad de la valentía
los puntos suspensivos que siguen a estas letras

...

quien pueda ayudarme a completar mi lista será (¿premiado?) con mi eterna amistad.
Gracias de antemano.

domingo, 7 de junio de 2009

tu hueco

tu hueco es tan grande...
a veces trato de llenarlo y no puedo y cuando puedo no quiero.
Tu hueco en mi domingo es arrasador. Tu hueco en mi vida es una cicatriz.
Tu hueco es mi sombra, me sigue y me persigue.
Tu hueco vacío es algo que yo detesto. Me lo quedo mirando y le pego con todas mis fuerza y no se muere.
Tu hueco me hace llorar.
Es tan triste tu hueco.

sábado, 6 de junio de 2009

estuve un tiempo en la lona
del desatino fui amante
mantuve mi voz, chillona voz
cantarina y parlante

[...]
Fernando Cabrera

viernes, 5 de junio de 2009

después

después de ser
somos más que nunca

jueves, 4 de junio de 2009

un escalofrío al oir sin aviso:

Todas às vezes que você passa
E nem me vê
Fico pensando no que eu faria pra
ter você
Pra ter você de qualquer forma
De qualquer jeito, qualquer maneira
Você nem sabe que eu estou
ficando infeliz
Não posso mais guardar comigo
os versos que eu já fiz
Pra lhe dizer do meu amor
Também fui eu quem lhe mandou
aquela flor
Vivo fazendo milhões de coisas
Qualquer loucura pra ter você
E os dias passam correndo vou acabar
lhe perdendo
Preciso descobrir um jeito
De chamar sua atenção
O meu melhor sorriso eu dei você
não viu
Gritei seu nome mas nem assim você
me ouviu
Por mais que eu faça não adianta
Você nem nota minha existência
E os dias passam correndo e de esperar
vou morrendo
Vou acabar ficando nu pra chamar
sua atenção
Vou acabar ficando nu pra chamar
sua atenção
Vou acabar ficando nu pra chamar
sua atenção

martes, 2 de junio de 2009

me dice la que se fue:

mi casa tiene tres llaves

Yo tengo una casa, no es mía pero sí.
Cuando llegué estaba vacía, llena de lindos recuerdos de otros.
Me dieron dos juegos de llaves. Al poco tiempo uno se perdió.
Hice otro juego de llaves. Eran dos. Yo tenía uno y el otro no lo tenía yo. Hice otro. Eran tres. Eramos tres los juegos. Uno yo. Otro ella. Otro la casa. Y entonces el tercero necesitó ser usado. Eramos tres juegos por la vida. Uno yo, otro ella, otro ella. Y todos abríamos y cerrábamos. Entrábamos y salíamos. Llorábamos y reíamos. Y las llaves eran la vida. Y yo sólo tenía uno de tres y esa proporción era hermosa. ¿Y dónde están las llaves? ¿Quién vio mis llaves? Yo las vi, encima de la mesa. No esas son las mías. Ah, entonces no sé.

Y entonces las llaves quisieron regresar.
Y ahora tengo tres de tres. Una proporción triste.
Curiosamente las llaves y los cepillos de dientes recorren parecidos caminos de ida y luisa, perdón, quise decir vuelta.