sábado, 28 de noviembre de 2009

Fíjense...

Fíjense qué paradójico. Ahora resulta que llorar es igual que abrazar. Y ojo que esto no es cuestión de masoquismo. Es que cuando no puedo abrazar con los brazos, abrazo con los ojos, y cuando los ojos no pueden ver lo que no está delante, uso las lágrimas para decir lo que dicen los abrazos.
Así es, llorar ya no es malo, llorar es mi manera de abrazar desde mi adentro a los de lejos. Es un acto íntimo, solitario de dos. Del que no se entera y mío.
Y seguir camino riendo y con los ojos limpios de tanta bella lágrima.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Lindas equivocaciones

Vuelvo a casa de mis padres. Ellos viven en el quinto piso. Quinto piso en el que crecí. Entro al ascensor, sin pensar marco el tercero. Llego al tercero, me doy cuenta de que ya no es Libertador, ni tercero. Sonrío levemente. Le doy al botón que corresponde.

Aprendí a ser de más de un sitio.
Una bella amigafamilia me escribe, -no quiero más ausencias-. Yo le respondo, -las ausencias hablan de presencias-. Porque así necesito pensarlo y sentirlo.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Atestado

El mundo, este mundo mío, está atestado de seres hermosos.
Lo digo sabiéndolo y disfrutándolo. Vaya alegría grande. Y sigo caminando.
Ver para creer.
¿Verdad que sí? - le pregunto al jacarandá...

jueves, 5 de noviembre de 2009

Joaquín mira la luna

Le conocí hace tiempo. Era pequeño y regordete. Pero los años no pasan en valde. Y a él le sucedió esa cosa que se llama adolescencia. Se estilizó, se le puso cara de hombre, se ahondó su hoyuelo, le salió bigote, de ese que es un primer esbozo. Él no quiere ir a la escuela. Hace rato que debería haberla terminado, pero él no quiere. Me doy cuenta de que ahora el camino es otro. Aún así trato de convencerle para que vaya, pero sé que es inútil. Ya demasiado grande, demasiada vergüenza en el desfase. Ahora el empeño ha de ser otro. Convencerle para que se conserve limpio como es. Para que huya de los líos que le acechan. Para que siga diciendo no a la pasta base. Para que encuentre algo que hacer y que le guste. Yo sé que él podrá porque es especial. Y si no, miren esto.
Lo encuentro en la noche montevideana. Yo sentada en un banco, en la Plaza del Entrevero, conversando con otro ser hermoso. De repente pasa él, me reconoce y se para. Nosotras le invitamos a sentarse. Lo hace y empezamos a conversar. Ella comenta - detrás de aquellos edificios está la luna escondida. Dentro de un rato se verá - Joaquín se queja porque aún no la puede ver. Le digo, - cuando te vayas, si vas hacia aquel lado y te das la vuelta, la verás -. Me mira y no dice nada más. Seguimos conversando de otras cosas largo rato, hasta que decide irse. Nos despedimos con un beso y un abrazo. Él comienza a caminar. Le miro alejarse. De repente, se da la vuelta y busca la luna. La mira, se sorprende y en la lejanía, nos busca a nosotras, para sonreírnos y señalarnos ese redondel blanco, como diciéndonos - ¡ahí está! -. Nosotras levantamos los brazos, -¡sí, ahí está!- Él queda rato mirándola, sigue caminando, la vuelve a mirar, nos dedica una última mirada y con un adiós y se pierde en la noche.
Montevideo. Joaquín. La luna. El banco. La Plaza. La compañía. Yo. El camino que sigue.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Momentos capicúas

Mi amiga tenía razón, la vida también es capicúa.
Oigo eco en mi casa. Hace un tiempo que parece lejano, sonaba igual. Las paredes aún sin vestir me devolvían mi voz retumbada. Yo me empeñé en que eso dejara de suceder. La vestí, la honrré y orné y la amé. Y ahora me empeñé en lo contrario. La desvestí, la desorné y la volví a amar. Esta vez diciéndole chau y gracias. Fue el lugar de abrigo, del crecer, del creer, y hasta supo abrazarme para llorar.
Esta casa tiene mi historia.
Voy a irme rápido para no decir lento adiós.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Preguntas al autor

Tengo algunas dudas.
Cuando usted me dice "se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar", ¿verdad que lo dice de una manera metafórica? Porque yo quisiera no volver a transitar por las sendas dañinas, que si bien mucho me enseñaron, repetirlas sería un acto de tozudez innecesaria. Mas al volver la vista atrás veo amaneceres que en el futuro me gustaría volver a contemplar. LLegados a este punto usted podrá decirme - mire que nunca será el mismo amanecer - y ahí yo entenderé de forma precisa qué es lo que nunca he de volver a pisar.
Yo sé que debe usted andar ocupado contando encinas, pero es de suma importancia que me ayude ahora, pues apunto estoy de partir de mi propia piel y antes de hacerlo es prudente tener en cuenta sus recomendaciones. Le agradezco sus noches conmigo y las tardes en las que me abriga.
Le saluda con su mayor admiración,

C.S.F. republicana como usted, a la que de a ratos hubo de helársele el corazón.