Escribo de puntillas, colándome, ya sin permiso, en este lugar. Que ya no soy yo. Fue otra. Una que se parece a la que yo era. Y sin ella yo no puedo ser.
Voy sintiendo que es el momento de no escribir más aquí. De guardar los papeles.
Habrá otros lugares. Se corresponderán con nuevas ilusiones, con antiguas cicatrices y con la inexorable necesidad de seguir escribiendo.
Diré que muchas gracias a los que me leyeron y a los que me escribieron. Estuvo bueno desnudarme para vosotros.
Diré que muchas gracias a los que me inspiraron, desde la alegría y más seguidamente desde el dolor. Sin vuestras intervenciones yo-escribienta no sería posible.
Diré que cuando me releo pienso que soy una optimista a la que le asusta el dolor, la soledad y que navega demasiado a menudo en naufragios. Que creo, aún, que podemos hacerlo mejor. Que lo único que siempre lo mueve todo es el amor (y su contrario).
Diré que os busco en el camino. Que insisto, gracias.
Que chau.
Este lugar se fue a otro.