martes, 18 de noviembre de 2008

para no sugestionar

no les voy a dar el nomber de los protagonistas de mi historia. Sólo algunos datos. Mis más cercanos sabrán descubrir, y para el resto espero dejar una pequeña historia que haga vivir con más entusiasmo.
Ellos, son dos personas reales que se convirtieron en libro y viaje. Él esta mañana, al terminar de leer sus letras, me ha hecho tener un lento escalofrío de admiración.

¿Cuánto crees en el amor? Comparado con él, poco, muy poco. El amor no tiene caducidad. La frescura del amar joven es un invento, una falacia. La mirada está poblada de infancias y el cuerpo de amores por repartir.

Señoras y señores, caeré en la sensiblería pero tanto me da. Lo voy a escribir para aprender, para tatuármelo por dentro.
Se pueden tener 68 años y amar a rabiar. Se pueden tener 68 años y despertar en la madrugada para observar casi con curiosidad científica y amor a raudales a quien duerme a tu lado. Se pueden tener 68 años y registrar durante horas de amaneceres los sigilosos movimientos del sueño de quien recorre camino junto a nosotros. Señores y señoras, apunten por favor, se pueden tener 68 años y amar tan limpiamente, con tanto ahínco, desmesuradamente, sin medida, sin el miedo del final. Y si él pudo, si él pudo amarla a ella, hasta el final. Si pudo verla morir y aún después, escribir, porque se lo debía, la última página del libro que esta mañana terminé, he de pensar que todos podemos, no porque podamos ser como él, qué más nos gustaría a tantos, si no porque yo debo creerle a él y por tanto debo tener fé en su amor, que será el mío, que será el de todos.

Sólo gracias por escribir lo que escribiste.

2 comentarios:

Semana Ando dijo...

Y yo no puedo leerle, no?

Un besoooo

P.D. Te parecerá ridículo pero me da igual,jejeje... yo no creo en nada más, me muevo una y exclusivamente en mi vida por amor. Ya te contaré algun día mis motivos si te apetece!

;)

patakramer dijo...

caerè en la sensiblería...
pero qué erizo leerte!