Si supiera tocar el violín esta noche no dormiría. Me la pasaría encontrando las notas.
Y como en este sueño sé tocar el violín, también sé tocar la trompeta. Así que después de encontrar en el violín lo que quería decir, agarraría la trompeta y soplaría como el pajarito chillón, hasta vomitarlo todo, y quizá después me tomaría un café con leche y me iría a dar por enésima vez una explicación sobre el impresionismo, y volvería a ver los mismos cuadros como nuevos, y diría una vez más:
ellos quisieron lo imposible, atrapar la luz inquieta.
Nota: todo por culpa de los conciertos de la 2 a la 1:ooam
2 comentarios:
Yo creo que me condené a la impotencia permanente de la incomunicación, el día que escogí como instrumento la palabra. Gran error...
María Zambrano, dice que "escribiendo conquistamos la derrota que hemos sufrido siempre que hemos hablado largamente", pero si lo pienso mucho, también siento que hasta ella se equivoca en esto... Es un error... Con la palabra, en la lucha por la comunicación, antes de empezar, de la manera en que se intente, la batalla esta perdida.
Yo quiero ser bailarina... o pintora...
Un beso vilinista-trompetista de las palabras.
Catarsi's.
Es un buen nombre para un bar..
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