de mis anotaciones en el cuaderno de tapas marrones saco los siguientes extractos:
Entro a mi cuarto y veo la primera caja. En breve todo serán cajas. Mi vida tejida con entusiasmo de primeriza será convertida en cajas. En unas guardaré mis libros, los que deben servir para recordar cada uno de mis pasos. En otras objetos que me cuesta definir. Un ajedrez, un globo terráqueo, una taza.
En el [desprendimiento necesario del objeto] se acumularán las cosas prescindibles. Venderé dejando mis huellas en casa ajenas.
Por cada veinte kilos un recibí.
Aún no sé dónde guardaré mis recuerdos. Entre papel de burbujas para que no se lastimen. Quizá en una caja con agujeros para que respiren. En cada estación en la que descienda esperaré a que aparezcan mis cajas. Algunas habrán de ser tan pesadas que no habrá tasa ni impuesto que pueda con ellas.
En breve todo estará lleno de cajas y me moveré entre ellas para verme. Lo que fui, lo que empecé a ser, lo que soy, lo que habré de ser.
Cajas de identidad. Cajas de abrazos dados y abrazos ausentes. Cajas que se llaman montevideo. Volando va, volando fue, volando se fue.
2 comentarios:
ganas de sentarme en el parqué y abrir cajas y cajas y cajas..
las que tu quieras compartir.
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__cosas del rutinario__
la vida se me pone gris cuando la miro desde una silla de oficina.
salgo de mi cuerpo a las 7.30 de la mañana para descubrir que esa que arrastra los pies por el andén seguro seguro que no soy yo.
son solo unos días me digo. pero matar el yo, aunque sea un ratito, ya sale carísimo.
murdoc
carísimo, carísimo... ni por un ratito.
Revelarse con v, alzarse en contra de algo. De los hombres grises, por ejemplo.
Oiga, ¿justificantes? no existe justificante para cuerpos tan grande como el mío. Que lo sepa. (Decile esto a la desubicada de tu jefa)
hay que ver lo que hay que ver...
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