me doy cuenta de que las palabras pueden contener mensajes cifrados hechos de instantes que no son retratados pero sí guardados. Se guardan con letras. Se elevan hasta ser guiño. Y cuando no están alrededor los objetos, ni el tiempo, ni el lugar, quedan ellas, las palabras, juguetonas e irresistibles. Las que pueden doler y pueden besar. Deben ser lo más próximo a un beso que no es un beso, lo más parecido a un golpe que no es un golpe. Hermosas las palabras cuando son bien usadas.
Un ejemplo:
Híbridas aquéllas, cuyos caminos encontrados recitan amargos de cañas y huyen en taxímetros tartamudos, bajo garúas instaladas. Una vez, dos veces y así…ciento ochenta y siete.
Fragosa distancia, dura de labrar… sagaces nosotras.
M.I.R. (Ch)
1 comentario:
recibo los besos y espero las cañas con emociónbesitos
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