nunca creí en Superman, ni en Spiderman, ni siquiera en Batman, el superhéroe sin superpoderes, pero creo ciegamente en dos héroes.
Uno se llama Agustín, es un héroe con cara de serio, un bigote espeso y un humor peleador. Él me enseñó algunas de las cosas más importantes que sé. El valor de la humildad, del trabajo, de cuidar a los tuyos. Sin muchas palabras, siempre está a mi lado, nunca falló. Es admirador sin descanso de un equipo pequeñito de fútbol. Un equipo que no gana títulos, que no vende camisetas de 50 euros, que no sale en las portadas. Y así, me enseña que los grandes no son los importantes. Que estar al lado de los chiquitos te convierte en grande. Que la pasión por lo que te llena de sentimientos es el camino que más se acerca a lo auténtico. De él aprendí desde muy chiquita que hay que ayudar al de al lado, especialmente si el del al lado es más vulnerable que tú. En su medio siglo y un poquito de vida, puedo decir que no se traicionó. Llegó con sus idelaes intactos. Él se puede mirar al espejo sin miedo, y yo quiero poder lograr lo que él. La mezcla perfecta de hombre duro lleno de ternura.
La otra se llama Carmen. Es una luchadora sin descanso. No dejó de pelear ni un minuto en su vida, hasta lograr su propósito. Cuida lo que tiene con dedicación. Me enseñó que en esta vida una tiene que ganarse las cosas porque es la manera de aprender lo que valen. A ella le debo mi capacidad de organización. Ordenar por fuera es ordenar por dentro. Es poseedora de metro y medio de puro pulmón y coraje. Salió de un lugar chiquito y cerrado de la España profunda para agarrar la vida con las dos manos y trabajar sin descanso. Viniendo de donde viene, su mentalidad, su tolerancia, su comprensión es casi un milagro. De ella dicen que tengo algunos gestos.
Juntos, en gran parte, hicieron que yo sea quien soy y tenga lo que tengo. Son mi orgullo. Mis viejos. Las palabras que me senseñaron: constancia, generosidad, entrega, humildad, trabajo, cuidado, ternura.
Aunque de un tiempo a esta parte elegí crecer lejos de ellos, me habitan en cada paso.
Hoy me llegó un paquete de mis dos héroes. Paso a hacer el inventario de su contenido:
- Una cuchara, un tenedor, una cucharita.
- Dos trapos para mi nueva cocina.
- Un cubre bandejas con trabajo delicado de croché.
- Una noticia de periódico.
- Un camiseta de la Unión Deportiva Almansa para que juegue al fútbol con ella.
- Un dvd con fotos y videos de un viaje compartido.
- Una carta llena de amor.
- Un montón de besos imaginarios que yo siento dentro y que se esconden en cada pliegue de mi paquete.
Mis superhéroes no son perfectos pero yo de mayor quiero ser como ellos.
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