miércoles, 27 de agosto de 2008

horizonte

en algún lugar de la República Oriental del Uruguay me contaron que aquel señor misterioso, de pocas palabras, era un experto en horizontes. Se había pasado mirándolos desde los 15 años y ahora era dueño de 43 más. A partir de ese momento yo comencé a mirarle a él mienras él miraba allá donde se pierde el nombre de las cosas. Y quise ver lo que él veía. Pronto descubrí que eso era imposible. Para eso hay que ser muy sabio, muy mayor y muy calmo. Me queda mucho por andar y por mirar.

Pensé también que el horizonteador nunca será miope.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que gusto me da leerte... al hacerlo, me voy a algún lugar trnauilo y profundo, allí me quedo un rato, hasta que regreso, y entonces siempre pienso... Que mujer tan bonita, no?

Un besico.

Edurne