Para la v corta y la b larga.
La presidenta de mi país me entiende hasta cuando ni yo me entiendo. Su ideología es bella, bella como las cosas bellas. No tiene banderas, ni sabe de fronteras. Cruza los adentros geográficos con alegre desparpajo, aunque los suyos son difíciles de invadir. Cree cuando es difícil creer y descree cuando todos siguen las corrientes traicioneras. Ve y percibe como si todo el mundo hubiera sido escrito en el libro que ella leyó. Si dudas pregúntale, sabe las respuestas con la rara humildad de quien cree no saberlas.
La presidenta de mi país escribe cosas lindas. Las hace foto antes de apretar el botón. Cuando quiere retratarse, mira hacia arriba y extiende los brazos. No sabe de malas palabras mi presidenta, sólo de esperanza y conexiones de aeropuerto que la divierten. Ama en la ternura de un bebé la metáfora de su mundo. Colorea, escribe canciones y recorre los lejanos mapas.
Cuando quiera ser presidenta, yo votaré a la presidenta de mi país.
3 comentarios:
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(Vos sabes todo lo lindo que quieren decir mis silencios.
Vos sabes.)
yo sé
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