miércoles, 17 de septiembre de 2008

las heridas

difícil tema...
las más comunes son en las rodillas, una infancia como dios (con minúscula) manda pasa por unas rodillas bien lastimadas. Las cicatrices de las rodillas en pocas ocasiones son repudiadas por sus dueños. Es más, yo diría que incluso se las mira con una cierta ternura. Un porcentaje altísimo de los entrevistados aseguraron recordar la procedencia exacta de sus marcas.
En mi caso/casa, tengo alguna, pero de las que estoy (¿orgullosa?) son las de mi frente. Ésas que con ahínco, esfuerzo y constancia (me) llevé a cabo entre los 3 y los 11 años. Marcas concéntricas en el epicentro de mi entendimiento.

Y es que, por aquello de los lugares recónditos del ser humano, una suele estar, paradojicamente, orgullosa de sus heridas. Porque las heridas, digamos que son un mal necesario. Porque del dolor se aprende mucho y del dolor profundo, cuando se logra salir, se aprende más. El mientras lo dejo para otro día.
Y yo creo saber que todos tenemos una herida y una historia. Y si yo fuera Leminski o porque no lo soy, añadiría el siguiente verso "ay de aquellos que no cuentan en su cuenta con una herida".

Ahora bien, no vale hacer apología de la herida sin hacer apología del remedio.
El que yo encontré es infalible aunque a veces demora en hacer efecto. Mi mercromina, mi iodofón, es lo que encierra un reloj.

He dicho.



Pd. Escribiendo el texto de más arriba descubrí que ahínco se escribe así como se escribe, con esa h tan bonita y con su tilde al viento: preciosa palabra.

2 comentarios:

Pilar M Clares dijo...

Oye, que te dejo la cita completa. Se trqata de Horacio Costa (¿lo puse bien?), brasileño, y el poema completo es:

Trago una cicatriz
trago uma cicatriz
no fundo do olho
dereito (o meu olho
bom)
uma cicatriz que ninguém

e que altera o meu modo
de ver
trago uma cicatriz
que altera tido
o que vejo
-e o que oir nim
é visto, também
ela é assim -perfeita:
só eu sei o que ela parte
e costura
do mundo em
mim

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Aunque creo que se entiende:

Traigo una cicatriz
traigo una cicatriz
en el fondo del ojo
derecho (mi ojo
bueno)
una cicatriz que nadie
ve
y que altera mi modo de
ver
traigo una cicatriz
que altera todo lo que veo
--y lo que por mí
es visto, también

ella es así -perfecta:
sólo yo sé lo que ella parte
y costura
del mundo en


--------------

Encantada de esta colaboraçao. Me alegro de que te haya gustado. Muchos besicos. (Este poeta es muy interesante, si lo buscas encontrarás palabras bien redondas--uhs)

Soledad Arcos dijo...

totalmente de acuerdo querida, las cicatrices son las medallas del guerrero/a