El texto lo aporta Carlitos. Por qué lo aporta, pregúntenselo a él.
Y es que además de no tener finales claros y concisos, a veces la vida y sus días son inconmensurables. Saber lidiar con el infinito no es fácil.
Una vez, después de recorrer durante todo un día las Cataratas del Iguazú, alguien me dijo -necesito mirar una hormiga para recuperar el sentido de la proporción-
Se me antoja que ver la vida descarnada e inmensa, para aquellos que así logran verla, debe ser parecido a perder el equilibrio de lo abarcable y proporcionado. El "canon" que dirían los renacentistas. Y bueno, seguiremos viviendo en el manierismo.
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