Llegué para quedarme 9 meses, llevo dos años y tres meses. Nadie sabe muy bien lo que tiene esta ciudad, pero sin duda algo tiene.
En ella descubres la capacidad de hacerla tuya. Aunque no seas de por acá puedes creer que es tu casa o tu otra casa.
Puedes sentarte a mirar cómo los árboles, que se cuentan por miles, cumplen sus ciclos. Se visten, cambian el color de su ropa, se desnudan, se vuelven a vestir, y todo en lo que dura un mate.
Puedes entender el tiempo o no entenderlo. Puedes dejarte llevar por su gristeza (op. cit. la experta) o asaltar la vida en su primavera. Puedes caminar por la rambla o sentarte a mirar el mar que es río.
Quedo condenada para siempre a la privación del todo. Mi lado de allá y mi lado de acá nunca serán uno.
Y sin embargo vivo con el privilegio de tener dos lugares donde dormir.
FOTO: Experta Gallo.
1 comentario:
me gusta pensar que poco a poco me iré haciendo un hueco en alguno de los lados... espero que el tiempo nos termine juntando en largas conversaciones. abrazos desde acá
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