cuando era quinceañera era asidua a las películas románticas venidas del imperio (del mal). Ahora quiero denunciar a los responsables de esas películas y no sé por dónde empezar.
Y es que mi permeable sistema psíquico creyó aprender la verdad de los finales. Éstos deben ser cerrados y felices, ésto según ese criterio erróneo de los directores malignos.
¿Cuánto tiempo he de emplear en descreer lo aprendido?
Con los años, los finales se difuminan y yo ya no sé qué termina y qué comienza. Cuando creo leer "the end" después del fundido en negro se apresura el trailer de la siguiente película que es una continuación de la anterior. Y ¡ojo! dije continuación y no segunda parte. Porque para ser segunda parte es necesario un lapso de tiempo donde acontezcan hechos que sirvan de enganche con el argumento que se viene. Este no es el caso. Es continuación como un apéndice en forma del capítulo final de un libreto no aprendido y jamás concluso.
Y de eso se trata este juego. De saber que los finales no lo son. De saber que siempre existe un después. Las personas pasan dejando huellas, igual que la música, los libros... algunas permanecen, otras se borran, pero nunca son la huella final.
Lo bueno de todo esto es que hay huellas de pies hermosos y esas son las que pretendo sean mi alimento.
A partir de ahora, espero tener más cuidado con las películas que miro.
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